Torres dormidas de día, palmeras de luz, brújulas brillantes, los faros son tan antiguos como la navegación. Su primera forma era sencilla, pero efectiva para cumplir el cometido asignado: unas fogatas avisaban de la proximidad de la costa. Aunque hoy van siendo desplazados por los modernos sistemas de navegación y geolocalización, todavía conservan el aura romántica de sus mejores épocas.
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