Esta pieza da voz a Perséfone, la diosa de la antigua mitología griega a la que Hades, el dios del inframundo, raptó cuando era una doncella inocente. Gracias al poeta conocemos su cautiverio, al que ha aprendido a acostumbrarse, la compasión que le inspira incluso el leal perro al que su amo ha encargado vigilarla, y nos asomamos así a la invisible suerte de muchas cautivas de ayer.
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