Escondida entre montañas peñascosas y apartadas, en algún remoto lugar de las Guillerías transitado por bandoleros, sortílegas, maquis, fantasmas y demonios, la masía Clavell se agarra al suelo como una garrapata. Es una casa, sobre todo, habitada por mujeres, donde un solo día contiene siglos de recuerdos. Con el torrente verbal y el sentido del ritmo y del humor que la caracterizan, Solà ha escrito una novela desbordante.
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