No hay amor sin que aparezcan complicaciones. Sobre todo, porque Flavio, el eterno enamorado de nuestra adorable torbellino, no va a desaparecer tan fácilmente... Adèle tendrá que elegir: o perseguir al inquietante Ludovic, que no le hace ni caso, o rendirse al bueno de Flavio, que se desvive por ella. Seguro que ninguno de los dos sabe lo que se le viene encima!
|